Con las recientes entrevistas y declaraciones del que ha
sido considerado el mejor ciclista de todos los tiempos, Lance Armstrong, el
ciclismo está siendo muy criticado. Hoy mismo, el diario NRC Handelsblad revela
una carta escrita por varios ex ciclistas del famoso equipo Rabobank, que no
hace más de seis meses que anunció su retirada del mundo del ciclismo por culpa
de la mala fama que se estaba creando en el entorno, en la que se asegura que
desde 1996 hasta 2012, Rabobank funcionó con dopaje.
Estos casos, tanto el de Lance como el del equipo holandés,
presentan una multitud de cuestiones en cuanto a la ética se refiere: ¿Es
preferible engañar a todo el mundo, conseguir fama y dinero, y cuando éste se
acaba, hacer pública la mentira, y con ella volver a ganar mucho dinero en
forma de publicidad? Todo gira en torno a esa cuestión.
Hacer trampas no está mal solo porque hacer trampas esté
mal, sino sobretodo es por la injusticia y la falta de sinceridad con uno mismo
y con el resto.
Desgraciadamente, el ciclismo en los últimos tiempos está
adquiriendo una fama que le está perjudicando mucho, pero pido respeto. Nadie
sabe lo que es sufrir encima de una bicicleta, hasta que se sufre encima de
ella.
Puede que este sea uno de los deportes más duros, si no el
más duro, y también uno de los menos recompensados, tanto monetaria como
mediáticamente, y, a pesar de todos los problemas que está teniendo, se merece
un respeto.
No hables si tus palabras no son mejores que el silencio,
porque no hay nada peor que criticar sin tener la menor idea.
Lance Armstrong ganó siete Tours de Francia, con sustancias
prohibidas (EPO), pero que nadie se atreva a decir que no los sufrió.
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