martes, 26 de febrero de 2013

Cambiar el mundo

Hace poco se celebró en Madrid la gala de los premio Goya 2013.
Fue una gala llena de premios, como no, llena de emoción, ilusión, tristeza para los perdedores y alegría para los triunfadores. Sin embargo, este año, tampoco ha estado exenta de polémica. Más allá de los errores a la hora de dar algún premio, las repercusiones medíaticas se han visto originadas en las palabras dirigidas por actores, directores, productores e incluso el propio director de la academia, hacia los recortes llevados a cabo por el gobierno Español en el ámbito cultural y musical, la famosa "subida del IVA".

¿Es posible que viviamos en un mundo en el que el mal reside en que hablen los que tienen que callar y actúen los que deberían quedarse inmóviles?

Hablan los que nos saben de qué están hablando pues no es su misión saberlo, pero actúan y toman decisiones los que tampoco son los más indicados.

Esta situación recuerda al famoso caso "Galileo vs. la Iglesia", en el que el científico se equivocó en sus experimentos y posteriores declaraciones y los religiosos no estuvieron finos en cuanto a su doctrina se refería. Ambas partes acertaron en el campo que no dominaban.

Tal vez encuentres la clave del éxito en el momento que te propongas ser el mejor en lo que hagas, así cuando actúes, hables, estarás mucho más cerca de la verdad que el resto, que no lo está.

Lucha por tus ideales, si no luchas tú nadie lo hará por ti, es así de triste. Si no te gusta y piensas en cambiar el mundo, empieza por esto...

 
Aunque la gente te juzgue - persigue tus sueños y no decaigas en el intento
 
Si nunca pierdes - la esperanza, es probable que consigas tu propósito.

lunes, 18 de febrero de 2013

Conformismo

Hace cuatrocientos millones de años que los seres vivos habitan el planeta. Unos pocos menos llevamos nosotros, los seres humanos, que vagamos por estos parajes de eso a lo que llamamos planeta Tierra.
Sin embargo, se ha asegurado que podríamos habitar poco más del 0,4% del universo, pero preferimos quedarnos aquí sentados, sin hacer nada, sin salir a investigar nada, porque: ¿Para qué queremos salir de nuestro planeta si estamos bien aquí?
Quizás el problema reside ahí, en que nos conformamos con lo que sea. Vivimos sin correr riesgos, o, más bien, los pocos riesgos que corremos, son ridículos: nos preocupa perder el autobús, nos preocupa perder la cartera, nos preocupa perder el tiempo… Pero si le decimos lo que nos preocupa a alguien de hace varios siglos, cuyo mayor y único riesgo era perder la vida, se reiría de nosotros.
Formamos parte de una sociedad conformista, en la que nacemos, crecemos, estudiamos no sabemos el qué para trabajar en no sabemos dónde. Vivimos unos años más y morimos.
Tal vez la solución no vaya acorde con ese 0,4% porque no hay porqué ser tan radicales, no hay que buscar ya otro planeta en el que vivir, pues se está bien aquí, pero la peor trampa que esta sociedad nos pone se llama rutina. Lucha contra ella, y vence. No permitas que el conformismo te venza, destaca, pues no hay mejor forma de destacar que destacando por no hacer determinadas cosas.

Injusticia: falsa verdad


Cuenta la leyenda que todas las mañanas un hombre de no muy avanzada edad pasaba por la frutería del pueblo de camino a su trabajo. Día tras día cuidaba de un rebaño de ovejas al borde los acantilados. Se dedicaba a eso pues le encantaba que el viento que soplaba en los campos colindantes a los rocosos acantilados, donde pastaban sus ovejas, le diese en la cara todas las mañanas.
 
 
Un día, cuando el pastor pasaba por la frutería antes de ir con las ovejas, cogió una manzana y se fue. Este acto no pasó desapercibido para un joven de unos diez años que andaba por allí.
 
 
Éste decidió volver a la mañana siguiente para comprobar si el hurto formaba parte de una rutina o fue un simple acto sin premeditación. Para su sorpresa, el acto se repitió: el pastor saludó al frutero cogió una manzana y se fue sin pagar. Las jornadas pasaban y el joven veía todas las mañanas el mismo hurto.
 
 
Dispuesto a todo para denunciar la situación, el chaval fue contando la historia por el pueblo hasta que todo el mundo se enteró.
 
 
Pasaron los días y el pastor notaba que los vecinos del pueblo le miraban mal. Fue un día nublado cuando, después de coger su manzana, el joven se le acercó:
 
 
-¿No paga?- Le preguntó con inocencia el infante.
 
 
-Verás, no sé si sabes que el frutero tiene mucho trabajo. Hace tiempo que acordé con él que al comienzo de cada mes le pagaría el precio de treinta manzanas y, sin molestarlo, cogería una cada mañana.- Le explicó el pastor.
 
 
El pastor vio como el joven se descomponía a cada milésima que pasaba.
 
 
-¿Te pasa algo?- Se preocupó.
 
 
-Es que... Como todos los días te veía coger una manzana sin pagar nada, pensé que las robabas y así se lo conté a todos, por eso no paran de mirarte.
 
 
Quien se descomponía ahora era el pastor.
 
 
-Perdón, perdón, perdón, perdón.- Se apresuró a decir el joven, que prosiguió, -¿Puedo hacer algo por ti? ¡Haré lo que sea, cualquier cosa que me pidas!
 
 
El pastor se lo pensó uno momento. Le dijo que fuese por la tarde a los acantilados, a donde él daba de pastar a sus ovejas, y que llevase una almohada.
 
 
El niño aceptó, encantado por tal fácil tarea, pero disgustado por la situación que había provocado.
 
 
Esa misma tarde, el joven estaba puntual en el campo donde habían quedado. El pastor llegó poco después con un cuchillo en la mano. Cuando llegó al lado del niño, cogió la almohada y con el cuchillo la rajó entera, permitiendo así que el viento se llevase todas las plumas del almohadón.
 
 
El niño, perplejo, le preguntó:
 
-¿Por qué has hecho eso?
 
-Intenta recoger todas las plumas, por favor.- Agregó el descompuesto pastor.
 
-¡No puedo! Son muchas, y el viento se ha llevado a casi todas, ¡es imposible!
 
-Cada pluma que ves, es un vecino del pueblo. Cada pluma es una persona que ahora piensa de mi algo que no es verdad.
 
 
El niño se quedó mirando avergonzado al pastor. Él sencillamente se limitaba a ver cómo el viento se llevaba las plumas, callado, sin más palabras que decir. Poco después se marchó.

 
Tal vez no habló porque no tenía nada que decir. Tal vez no habló porque la pena, el orgullo, el dolor y la injusticia le hicieron un nudo en la garganta. No se sabe bien porqué no habló, pero no habló.

 
Pero la verdadera razón por la que no habló es porque ya nada se podía hacer.










sábado, 16 de febrero de 2013

Digno de alabanza


Tal vez el nombre de John Frusciante no te diga nada del otro mundo, pero ha sido un componente esencial del grupo californiano Red Hot Chili Peppers.

Se podría considerar que la vida de John ha sido un constante altibajo, pero es digna de alabanza:

Durante su adolescencia llegó a tocar la guitarra durante quince horas al día. Pasaron los años y cuando tenía quince años, vio por primera vez a los Red Hot Chili Peppers en concierto, y se convirtió en seguidor de su carrera, de tal manera que se aprendió las partes de bajo y guitarra de los tres primeros discos de la banda. Entabló contactos con el miembro de la banda Hillel Slovak, que poco después fallecería. Tras su muerte, el grupo se planteó contar con John.

John aceptó, pero solo para y por la música. Es uno de los artistas que cuando hace música, la siente, es una prolongación de sí mismo. Gracias a su entrada en el grupo, éste adquirió una fama que como el propio Frusciante dijo: "Me vino grande. Fue demasiado alto, demasiado lejos, demasiado pronto. Todo parecía estar pasando a la vez y yo no pude hacerle frente."

John se encerró en su piso de California y se volvió un adicto a la marihuana, la cocaína y la heroína. Fueron tiempos difícles para él. Tiempo después dijo que hubiese agradecido un arma para quitarse la vida.
 


Fueron un par de amigos los que consiguieron sacarlo de ahí y llevarlo a la clínica de rehabilitación de Pasadena, entre ellos Johnny Depp, que dirigió un documental sobre la decadencia de la vida de Fruscinante en esos instantes (Snuff).

Después de su ingreso, se le diagnosticó una infección bucal potencialmente letal, que sólo podía ser curada reemplazando todos sus dientes por una dentadura postiza. Recibió también injertos de piel en sus brazos llenos de pus a causa de las inyecciones de heroína. Un mes después, salió.




¿Tenía John motivos para vivir?  ¿Y para dejar las drogas?

Ni familia, ni novia, ni dinero... Poco antes de ingresar en la clínica de rehabilitación, su piso se incendió entero, incluyendo todas su colección de guitarras. Se podría decir que no le quedaba nada.


Pero se levantó. Volvió al grupo, y juntos resurgieron, y volvieron a la fama. Fue elegido por la revista Rolling Stone en el puesto número 72 de la Lista de los 100 guitarristas más grandes de todos los tiempos. y según la encuesta "The Axe Factor" producida por la BBC de Inglaterra, ha sido nombrado el mejor guitarrista que haya existido en los últimos 30 años.


Salió. Se recuperó de todos sus problemas. Las cicatrices que le quedaron, tanto las exteriores como interiores son tan profundas que tendrá que le acompañarán siempre, pero en vez de soportarlo con más drogas, lo soportó con lo que más le gusta: la música.

Todos tenemos "una música", ¿cuál es la tuya?

jueves, 14 de febrero de 2013

¿Lo de fuera o lo dentro?

Es probable que los jóvenes de hoy en día, si conocen nuevas amistades, compartan las redes sociales. Tal vez Tuenti, tal vez Facebook, tal vez Twitter, o tal vez... (Cada día hay nuevas redes sociales que agrandan el abanico de posibilidades)

Cuando más tarde cojas el smartphone o el ordenador y tranquilamente agregues a esas nuevas amistades, es posible que te crees espectativas o ideas de dichas personas en virtud de la cantidad de amigos y seguidores que tengan. Puede que esas nuevas amistades en persona sean fantásticas y que en Twitter solo tengan diecisiete seguidores. Si esto es así, te asaltarán los prejuicios, y pensarás que quizás ha sido mera coincidencia lo bien que te ha caído esa persona, pues en Twitter no es nadie.

Puede que te pase justo al revés, puede que conozcas a alguien que no te ha llamado especialmente la atención en persona, pero que es un auténtico "killer" en las redes sociales.


Tal vez las redes sociales solo nos abstraigan más aún de la confusa realidad en la que vivimos. Tal vez las redes sociales sean un sencillo negocio más de esta sociedad capitalista y materialista, cuyos perjudicados somos nosotros.

No te dejes engañar por las apariencias pues muchas veces lo que importa no es lo de fuera, sino lo de dentro.