domingo, 3 de marzo de 2013

El regalo de la vida

Afortunadamente, hoy en día, hay multitud de estilos diferentes de música. Hay tanta que un hombre de 100 años que se pasase toda su vida escuchando música, no sería capaz de escuchar toda la que ya está inventada.

Muchas personas tienden a refugiarse en la música, la comparan con los antidepresivos, el alcohol o incluso las drogas. A medida que esas personas se van haciendo mayores descubren que son más eficaces los otros métodos, pero eso no implica que la música deje de ser uno que pase lo que pase siempre estará ahí.

Da igual que tipo de música escuches, es totalmente irrelevante pues para gustos los colores, pero lo que sí que es importante es que te llene, que te haga sentir vivo, que te enloquezca y te tranquilice, que te relaje y te extasie, que consiga que te creas el rey del mundo y que nadie te parará, que te acompañe en esos duros momentos cuando ya nadie se digna a estar a tu lado, que te ayude a desahogarte, a llorar, que te ayude a superar cualquier obtáculo... Esa es la buena música. Quizás para ti es el rock, para él el rap, pero no te dignes a judgar su estilo de música por muy malo que sea, o por muy poco que te guste, porque es el que le provoca todas esas reacciones que nada ni nadie más consigue.

Esa inescrutable sensación de querer contarle al mundo entero tu nuevo descubrimiento, tu nueva canción, esa inescrutable sensación de estar total, completa y absolutamente enamorado de ella, de ni si quiera haber acabado de escucharla y ya querer volver a empezar a oírla. Ese miedo indescriptible que te entra cuando piensas que si la escuchas demasiado dejará de gustarte, y en ese momento eres capaz de dejar de escucharla solo para que la siguiente vez que la oigas, te enamore de la mimsa forma.

Mágica, inescrutable, indescriptible... No creo que haya adjetivos suficientes para describir ese preciso instante.

Tú decides qué música vas a escuchar, y cuál va a ser la que dé en la tecla, pero apresúrate de encontrarla, pues cuando lo hagas te arrpentirás de no haberla encontrado antes.



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