lunes, 8 de abril de 2013

Rayadas


Hay algunos momentos en la vida en los que por cualquier razón, nos rayamos. Rayarse no significa otra cosa que preocuparse demasiado por algo en concreto.

Todos hemos tenido algún momento en el que nos entra una fuerte preocupación por algo o alguien, y entonces nos rayamos.
Inseguridad, desconfianza, miedo… Da igual cuál sea el motivo. Sin embargo, teniendo en cuenta que todo en esta vida tiene un lado positivo, todo, éste también lo tiene. Hay ocasiones en las que esas rayadas que nos formamos no son más que sutiles avisos que nos recuerdan que hay algo que no va bien, algo que merece un poquito más de atención.

En virtud de cuál sea la situación y la rayada en concreto, nos dará más o menos vergüenza contársela a alguien para que nos ayude, pero yo propongo un método alternativo, una ayuda extra con la que quizás no suelas contar: la música.

¿Alguna vez en tu vida has hecho algo con lo que hayas conseguido sorprenderte a ti mismo?
La respuesta a esa pregunta es la clave. Todos hemos hecho algo alguna vez de lo que nos sentimos orgullosos, todos somos capaces de hacer cosas que no nos creíamos lo suficientemente capaces como para llevarlas a cabo. Hay un factor que a casi todos nos anima, nos seca las lágrimas, nos recarga las pilas, nos llena de adrenalina: la música. La música es solo ese complemento que saca lo mejor de nosotros mismos.

Tal vez, el mejor momento que respalde esta idea se encuentra en la película "El discurso del rey." (Película completa)
No pretendo destripar la película, pero durante los minutos 25 y 26, el tartamudeante protagonista recita unas palabras que no son reproducidas hasta el minuto 32. Ambas escenas, tanto la del minuto 25 como la del minuto 32, tienen mucha más emoción si se ve el comienzo de la película con la magnífica y ganadora de un Óscar interpretación de Colin Firth.

Millones de canciones, miles de artistas, cientos de álbunes, decenas de tipos diferentes y una cosa en común: la capacidad de conseguir emocionar, enamorar, hacer llorar, animar, entristecer pero sobre todo, la capacidad de conseguir hacer sacar a cada persona lo mejor de sí mismo.

Claro está que de donde no hay, no se puede sacar, pero siempre suele haber, solo hay que encontrar la forma de sacar esa grandeza al exterior.
 

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