miércoles, 19 de junio de 2013

"La casa por el tejado"


Tal vez lo más difícil de escribir sea cómo acabar. A priori, se puede dudar sobre para qué sirve pensar en cómo será el tejado de una casa si aún no está diseñada la base de dicha vivienda, y no están faltos de razón aquellos quienes piensen eso, pero a veces no viene mal echar un vistazo desde otra perspectiva y poder así tratar de diseñar el tejado a imagen y semejanza, y de ahí el resto de la casa; actuar de manera diferente, pero con el mismo fin: una casa lo más bonita posible.

Porque, ¿de qué sirven unos buenos cimientos si a cada tormenta surgen nuevas goteras?

Tampoco sirve de mucho diseñar un fabuloso tejado y luego no saber cómo encajar ese tejado a la estructura, porque, ¿de qué sirve un buen tejado si los cimientos no resisten al inocente soplido de unos débiles vientos?

Todos tenemos una fecha de caducidad: muchos deseamos no saberla; otros no la sabemos aún y hay quiénes ya la saben. A simple vista se podría pensar que pobre de aquellos que ya conocen su fecha de caducidad (debido a una enfermedad o a la razón que sea). 
Pero, ¿qué les pasa a aquellos que ya conocen cómo es su tejado? Que disfrutan con cada momento que pasan pensando, diseñando, fabricando y disfrutando de toda su casa. Son ellos los que no construyen su casa y su tejado para luego disfrutarlos, como nosotros, sino que disfrutan en todo momento, sea el momento que sea, porque saben que ese momento no se va a repetir.

Es triste ver como vas construyendo tu casa, esperando a acabar la primera planta para ir con la segunda, y cuando acabes la segunda, empezar con el desván, y luego el tejado. Es triste ver pasar etapas y etapas de tu vida, y ver como lo que esperabas que fuese la siguiente, te decepciona, porque no lo es: no es lo que esperabas. Confías en que la siguiente sea la definitiva, pero tampoco lo será. No lo será porque si no sabes lo que esperas, cuando llegue, no sabrás apreciarlo, porque no sabrás que ya ha llegado.

Los niños confían su felicidad a su juventud. Los jóvenes adjudican su felicidad a la mayoría de edad, los mayores de edad depositan su felicidad en la estabilidad a nivel personal y profesional, y los ya estabilizados añoran cada una de las etapas anteriores de manera proporcional: cuanto más la añoran, antes se produjo.

Desagradecidos, disgustados, insatisfechos, vacíos, desilusionados… Cualquier adjetivo es válido para recalcar y resaltar nuestras deplorables situaciones, deplorables porque no sabemos apreciarlas. Da igual la etapa en la que te encuentres, siempre querrás más, hasta que te des cuenta de que lo importante no es querer más, sino que lo importante es querer lo que tienes, porque no es más rico el que más tiene, sino el que menos necesita.

Ojalá te des cuenta de que al final no importa el tejado, ni la estructura, ni los cimientos, ni la decoración… Lo que importa es todo el conjunto, lo que importa es que sepas aprovecharlo todo, desde que pones el primer ladrillo, hasta el último (quizá no te guste cómo ha quedado una de las habitaciones o uno de los baños, pero lo compensarás con el resto de la casa). De ti depende que solo disfrutes cuando esté ya acabada o que disfrutes siempre, en cada uno los pasos.

Como decía al principio, tal vez lo más difícil de escribir sea acabar, o tal vez cómo concluir, porque nunca sabes cuándo acabar, cuándo dar por finalizada la obra, cuándo es preferible seguir intentando mejorarla y cuándo no. Sea un escrito o un cuadro, sea una casa con su tejado, o sea tu vida, es tuyo, hazlo a tu manera y disfruta haciéndolo. ¡Sé feliz, haz que hoy sea el primer día de tu nueva vida!



domingo, 9 de junio de 2013

Amistad vs. noviazgo

Siempre se ha dicho que en una lista de prioridades debería estar situada más arriba una amistad que un noviazgo, y es muy probable que todo aquel que no tenga pareja ahora mismo tenga muy claro que siempre serán más importantes sus amigos que su pareja, pero es mejor excluir el adverbio "siempre" en algunos casos, y este es uno de ellos.

Cuando de verdad te enamoras, no es que la otra persona pase a ser tu prioridad número uno, al revés, deja de haber más prioridades, solo importa aquel a quien has dejado tu felicidad en sus manos, tu capacidad para sonreir, para ser feliz, para hacer más felices a los demás.

¿Es un error o una imprudencia?

No lo es si a la vez de ser tu pareja pasa a ser tu mejor amigo/a, pero por lo general sí que suele ser una imprudencia. Pero, ¿por qué?

Con un buen amigo, uno bueno de verdad, ya puedes cometer cualquier estupidez que nunca lo perderás. Sin embargo, cuando algo no funciona bien en una relación de calidad más personal, es común que se te pase por la cabeza la idea de abandonarlo todo, de sacar la bandera blanca y pensar: "Hay muchos más chicos/as ahí fuera, si este/a no me agrada y no es mi media naranja, ya encontraré otro/a que de verdad me corresponda y me haga feliz".

Esta tendencia, además de ser suicida es poligámica. A simple vista puede resultar atractiva, pero no lo es, te destruye interiormente, poco a poco.

La diferencia entre un buen amigo y una buena pareja es que con la pareja existe la posibilidad de dejarlo, pero con el amigo es anormal que esta posibilidad florezca.

"Realmente has perdido tu batalla cuando has considerado la derrota como una opción."

¿Qué ocurre en los matrimonios que se terminan rompiendo?
Que por determinadas razones, al casarse no dan el paso de ser novios a ser muy buenos amigos. Ese paso, que sí lo dan los buenos matrimonios, implica dejar de lado para siempre la posibilidad de abandonar, implica aceptar que tu destino esta ligado hasta el fin de tus días con esa persona; puedes llamarlo "pasar de novios a mejores amigos" o como te de la gana, pero la realidad es la misma la llames como la llames.

Con un buen amigo no te preocupas día tras día si la estás cagando, o si piensa en dejarte, eres tú mismo. Así es como debería ser una buena relación, sea cual sea.

¿Qué hay de los hermanos?
El vínculo es muchísimo más fuerte que incluso con el de tu mejor amigo/a, precisamente porque sabes que nunca te dejará, que siempre estará a tu lado. Triste sería contemplar la posibilidad de no amar a un hermano como se merece, pero más triste aún sería contemplar la posibilidad de perderlo.

Antes de dejar a una persona por otra que te parece mejor, recuerda que nadie es perfecto, y menos tú, y que si esa persona ya lleva tiempo contigo, aguantándote, es por algo, es porque le importan más tus virtudes que tus defectos, o que está tan enamorado/a que aún no ha visto tus defectos.

Si no eres de los que cambia cada dos por tres, te garantizas una cosa: cuando vayas en serio, irás en serio de verdad. Tal vez sea éste el consejo para conseguir una buena relación: no pensar jamás que existe la posibilidad de romper.