sábado, 4 de mayo de 2013

Yo sonrío, tú sonríes... Todos sonríen.


 


¿Te has planteado alguna vez la cantidad de cosas que haces a lo largo del día?

La mayoría de esos actos son momentos en los que todo el mundo actúa sin pensar, ya sea porque forma parte de la rutina, porque estamos cansados de repetirlo o por la razón que sea.

No nos damos cuenta de que esos momentos también forman parte de nuestra vida: cuando nos lavamos los dientes, cuando escuchamos esa canción que está en el límite de "me gusta" y "me deja de gustar porque ya me ´raya´", cuando nos vestimos, cuando hacemos la cama, cuando cogemos el autobus, cuando vamos de camino al autobus, cuando conducimos, cuando, cuando, cuando, cuando...

Miles de actos que se llevan a cabo por inercia. Cierto es que no todo lo que hacemos necesita una implicación racional absoluta, ni una decisión moral que se debata entre la vida y la muerte, pero tal vez si pusiésemos un poquito más de implicacion en esas pequeñas cosas, una sonrisa en cada una de ellas, de tanto sonreir, la sonrisa se nos quedase ya en la cara. No hay nada imposible, ¿no? No pierdes nada por intentarlo, ¿no? Estaría bien, ¿no?

Pues depende de ti, y los de tu alrededor también dependen de esas sonrisas.

Esa famosa frase que dice que la vida es un camino de obstáculos, que nos caeremos pero que lo que importa es levantarse... ¡ES FALSO!

El verdadero truco esta en luchar por no caer. Un drogadicto que se pincha todas las noches y a la mañana siguiente se jura no volver a hacerlo es quien trata de levantarse, pero quien lucha por no caer, quien se promete no drogarse dos minutos antes de hacerlo, y no termina haciéndolo, tiene mucho más mérito que el primero.

Ahí está el camino de obstáculos, no para sufrirlos y levantarse, que a veces no queda más remedio, sino para ser lo suficientemente fuertes como para resistir esos obstáculos, y, ¿qué mejor forma que con una sonrisa?

Te preguntarás: "¿Una sonrisa = no drogarse? IMPOSIBLE"

Suena muy, pero que muy muy difícil, pero las sonrisas son magia. Ese drogadicto o cualquier persona que tenga problemas y sonría, demuestra que ha cambiado de camino, ya no se va a caer para levantarse, va a luchar por no levantarse, porque tiene esperanza, tiene motivos; su motivo es su propia felicidad y la de la gente de su alrededor. Ese pequeño gesto, esa sonrisa que te recuerda que ninguna batalla está perdida mientras un insentato siga dispuesto a luchar por su causa, es signo del cambio de actitud, de que se puede, porque no hay nada imposible.

A quien esto le suene a cuento chino, que se vaya y que se amargue él solito, pero a los que crean que que esto es posible, que pueden con el reto, yo mismo les reto, les reto a ser felices y a hacer felices a los que quieren. Una sonrisa, una actitud, una vida. Si no creías en la magia, ya puedes hacerlo: las sonrisas son magia, las sonrisas son ese primer pequeño paso hacia tu nueva vida, hacia tu vida feliz, hacia lo que has venido a hacer aquí, a ser feliz y a hacer felices a los demás.